Cuando concluye la Primera Guerra Mundial (conocida también como Gran Guerra), en los documentos del armisticio firmados en Versalles, los aliados impusieron a Alemania el “castigo” de no poder fabricar aviones, ni civiles ni militares, además dela destrucción de todos los aviones de guerra que habían quedado “en vuelo” Ello iba a traer como consecuencia la pérdida de miles de puestos de trabajo de las fábricas de aviones y de motores para aeroplanos y una pérdidas patrimoniales incalculables para los constructores de aquellos dispositivos aéreos, que había demostrado, al menos los Fokker, una superioridad técnica sobresaliente.
El constructor Anthony Fokker, holandés que había conseguido en concursos de competencia, dotar a la aviación alemana de una gran superioridad en combate, no se resignó a ver destruido su patrimonio principalmente acumulado en aviones en situación de vuelo y motores potentes y ligeros para instalar en los aviones. Su demostrada inteligencia para avanzar técnicamente en la aerodinámica, la puso sl servicio de burlar lo acordado en el armisticio de Versalles. Cómo planificó y logro burlar personalmente el acuerdo de Versalles, es detallado en este artículo del numero 37 de la revista RESCATE que edita el Círculo Aeronáutico de La Felguera y que se pone a disposición de sus socios en esta primera semana del mes de marzo de 2010.
Hazte socio del Círculo Aeronáutico, recibe todas sus publicaciones.http://www.circuloaeronautico.com/hazte_socio.php
ERROR DE IMPRENTA
Ponemos en conocimiento de nuestros socios y lectores de RESCATE, que este número 37 que ha sido puesto en circulación esta mañana, contiene un error en la portada, pues no incluye la referencia al artículo biográfico sobre el As de Ases frances GEORGES GUYNEMER (correspondiente a la serie Centauros del Aire XII), aunque al artículo a que nos referimos puede accederse desde la página 16 de este ejemplar de RESCATE 37