El EDITORIAL que habitualmente publica la revista RESCATE de Hª y Cª Aeronáutico, va firmado y responde a una opinión, siempre ponderada de la persona que se referencia como autor. No extraña que en este caso haya tenido una respuesta con el lanzamiento en una amplia cadena de difusión nacional (especialmente de prensa) de una muy cuidada publicidad tendente a decirnos que para el problema planteado ya existe una Compañía Aérea que trabaja con grandes y optimistas resultados para ello y no es baladí que precisamente la fecha objetivo coincida con la fecha indicada en el Editorial que a continuación reproducimos.
DEL ACOSO A LA AVIACIÓN
Con cientos de millones de viajeros transportados cada año, el avión ha dejado de ser un símbolo de la modernidad triunfante, para convertirse en símbolo también, muy peligroso para su supervivencia, de los indignados por el cambio del clima y del medio ambiente. Señalan, al avión, por los gases que libera a la atmósfera, como uno de los máximos culpables del efecto invernadero que en gran medida provocan el cambio climático, y de que una creciente masa de turistas que el avión vierte en los cuatro rincones del mundo contribuye a la ruina el medio ambiente y de los paisajes.
Por otra parte la industria aeronáutica y las asociaciones de los tour operators, pronostican que el número de aviones en circulación se duplicará y el número de viajeros se cuadruplicará allá para el año 2050. ¿puede compaginarse tal pronóstico con la insistente acusación y amenaza, de los citados militantes contra el uso de la aviación?
La crisis de salud del coronavirus ha provocado que el tráfico aéreo, como otras tantas industrias se detenga. Aquéllos mismos indignados por el efecto invernadero, proclaman ahora que debe aprovecharse el momento para cuestionar la industria y la promoción comercial de la aviación, y con ello poner fin al culto turístico a la velocidad y al deseo del hombre de "verlo todo". Piden que la industria se detenga y que las administraciones públicas nieguen licencia de aptitud para el uso de nuevos aviones. Inciso: no parece que tal propuesta para los automóviles haya ayudado a conservar sus puestos de trabajo.
Al tiempo que se descubren y se van implantando, tras trabajo continuado en ello en los últimos años, el denominado ”lavado verde” del sector de la aviación, asumiendo buenas prácticas como la utilización de los biocombustibles o los aviones eléctricos, estudiosos, que los hay, del problema, se introducen en terreno de las propuestas políticas medidas tales como la de apagar los vuelos internos de muchos países y volver a programar los trenes nocturnos casi desaparecidos, eliminar los vuelos de bajo coste porque la competencia entre líneas aéreas hace incrementar en exceso los vuelos y consumos) para comenzar una disminución de la actividad aeronáutica. (En España, con el caso Nissan, tenemos a la vista un primer resultado de esa política de aprovechar el momento del parón producido por la pandemia, para dejar de impulsar o promocionar el automóvil). No debemos promover el dejar de viajar y disfrutar del mundo, sino el aprender a viajar mejor.
Posiblemente tardemos en verlo, pero llegarán y pronto, otras propuestas que se estudian, diseños de aviones donde con menos potencia propulsora el fuselaje, por su forma de cuerda en círculo, constituya un conjunto con los planos para mejorar la sustentación y favorecer el deslizamiento en el aire de más grandes transportes que los actuales. Quizás tengamos que renunciar a la inmediatez y a la puntualidad de los viajes -habrá incluso compañías que vuelen, no a fecha y hora fija, sino cuando el número de reservas garantice una coeficiente de cO2/viajero menor que el hándicap que se fije para la aviación, y quizás se cancelen vuelos programados si finalmente las tarjetas de embarque presentes para el vuelo no alcancen el citado coeficiente de cO2/viajero. El hidrógeno y nuevos materiales, de alta resistencia al esfuerzo estructural para evitar los “futter” más peligrosos, están llamados a entrar con fuerza en los nuevos avances a que está obligada la aviación.
Pero, un pero o ayuda final, ¿puede ese mundo joven que clama contra la aviación por contaminante (por cierto, mucho menor por km. y pasajero que el automóvil) renunciar al mantenimiento del empleo que genera la industria aeronáutica y su utilización para el transporte y los viajes? Lo paradójico es que las alianzas para la protesta sin soluciones, en la mayoría de las ocasiones, movilizan las mismas alianzas por el mantenimiento y la creación del empleo.
Indudablemente si la ingeniería aeronáutica fue capaz de traer en poco más de un siglo el viaje aéreo hasta los niveles tecnológicos de hoy en día, también la hemos de creer capaz de diseñar y combinar tecnología y química de una forma más caritativa con el mundo al que servir.
autor: José David Vigil-Escalera Balbona
Presidente de Honor del Círculo Aeronáutico
Miembro correspondiente del CASHYCEA
Cruz al Mérito Aeronáutico con distintivo blanco, de España
Miembro de honor del Inst. Nal. Newberiano de la Argentina