LA HUELLA DE CIEN AÑOS de la aviación militar española

LA HUELLA DE CIEN AÑOS de la aviación militar española

03 diciembre, 2013
Dos experimentados y magníficos historiadores, como sin duda son Federico Yaniz Velasco y Jaime de Montoro y de Simón, para con amena y rigurosa narración, repasar la Historia de la aviación militar española y hacerlo desde un punto de vista singular y certero como el Museo de la Aeronáutica y Astronáutica (Museo del Aire) que el Ejército del Aire viene cuidando y cultivando con singular esmero, esfuerzo cierto, eficacia a la vista y austerísimo, por no decir nulo, presupuesto oficial. Logran los autores con una inteligente combinación de fotografías e ilustraciones, encomendada a Antonio Jesús Muñoz García, resumir los primeros cien años de la aviación militar española, encuadernados en una magnífica edición del Ministerio de Defensa. El esfuerzo y trabajo, en su conjunto, ha merecido la pena. La Historia es contada de forma cronológica e indexándola sobre los hitos más sobresalientes del vuelo militar –mostrando orgullo también por los que al tiempo llevaron a cabo intrépidos aviadores civiles- para fijar la contemporaneidad del esfuerzo y éxito español en los dos ámbitos, civil y militar. Los años y épocas de la aviación, son expuestos al lector para que su lectura –sin necesarios saltos para la consulta- permita de principio a fin hilvanar la historia de forma continuada. La lectura está concebida, no sabemos si intencionadamente, de tal modo que va quedando estable en la memoria del lector por la relación en paralelo de año o época con los acontecimientos narrados. El medio, el campo de juego es el Museo de la Aeronáutica y Astronáutica, conocido por Museo del Aire, situado en Cuatro Vientos, y el hilo conductor sus aeronaves. Y para que la historia esté completa, nada como recordar de dónde venimos, comenzando con el homenaje escrito a quienes en años muy duros y difíciles, cuando el empeño era aventura que muchísimas veces se convertía en peligro y muerte. Ahí está ese capítulo inicial para “los más ligeros que el aire” para, como el propio índice refleja “Antes de la Aviación, la Aerostación”, de la cual tan orgullosa debe mostrarse el Ejército del Aire como sucesor de aquel heroico –intervino en la guerra de Marruecos- Servicio de Aerostación en la que ejercieron oficio y servicio hombres de la categoría de Pedro Vives, de Alfredo Kindelán, de Emilio Herrera, de Antonio Gordejuela, del inventor del “estatóscopo” Rojas, nombres todos estos que, en inciso manifestamos nos emocionan por saberlos grandes amigos de nuestro insigne paisano y pionero promotor de la aeronáutica civil Jesús Fernández Duro. Es este un capítulo corto, resumido, que adivinamos motivado porque habiendo tenido la especialidad aérea asentamiento en unidades militares de tierra, los elementos museísticos de aquella época han sido asignados al Museo del Ejército (de tierra) en vez de al de la Aeronáutica. Decisión muy discutible a nuestro juicio. Y de los pioneros de la aeronáutica, los aerosteros, a los “Pioneros de la Aviación” que en un segundo capítulo repasa los hombres y máquinas que iniciaron los vuelos de máquinas más pesadas que el aire, con fotografías e ilustraciones que les recuerda acertadamente. Y tratándose de la Historia de la aviación militar, pronto entramos en “combate”, ya en el tercer capítulo nos encontramos con la primera escuadrilla expedicionaria y su prueba de fuego. Nombres, fechas, actos y laureados, son recordados y honrados, a la vez que se repasan las aeronaves que sirvieron en campaña, en enseñanza, en prácticas y experimentación. Y nuevamente fotos y cuadros del Museo del Aire que debidamente seleccionados  dan sentido y embellecen las páginas, y ayudan al lector a comprender el texto y fijarlo en las mentes. Hay después un aparte, cuarto capítulo podríamos decir bajo el título de “Una industria Naciente”, donde las máquinas, principalmente los biplanos, de Barrón y Loring complementan el más internacional invento aéreo debido al ingenio del español Juan de La Cierva, “El Autogiro”, igualmente iluminadas estas páginas con fotografías de esas máquinas en su acertado reposo en el Museo de Cuatro Vientos. El “Papel decisivo de la Aviación Militar” en la pacificación y ocupación de Marruecos, sirve a los autores para mostrarnos a través de fotografías y cuadros del Museo y certero relato, la intervención de los uniformados españoles del aire en apoyo a las fuerzas terrestres, en aquella dura y cruenta guerra que tantos hombres costó y tantos héroes descubrió. Los llamados “Grandes Vuelos” tienen igualmente aquí un espacio para que en resumen descriptivo recordar el magnífico patrimonio que sobre ellos conserva y ofrece el MAA a los visitantes. El capítulo es breve porque ya existen amplios volúmenes publicados monográficamente relatando con todo tipo de lujo y detalles lo que supusieron de prestigio para la aviación española aquellos Grandes Vuelos. “Hacia una aviación Independiente” es el título de una introducción cronológica, al momento que habría de llegar, como había llegado a los países más adelantados en el desarrollo de la aviación militar, de alcanzar el objetivo de un Servicio, arma y ejército dedicado a la especialización de sus hombres, como ya estaba diferenciado el material a utilizar en sus misiones. La permanencia de los profesionales de la aviación en sus escalafones de procedencia en el Ejército de Tierra y en distintas armas, “chirriaba” y era necesario solucionarlo. En esto no se entra en el libro, pues el hilo conductor es el patrimonio expuesto en el Museo del Aire y este se compone esencialmente de aeronaves y con ellas se explica la necesidad de avanzar en esa independencia para un mejor servicio. Entra aquí también, por cronología, el material expuesto en el museo que refleja el material combatiente en la guerra civil española. Y apenas finalizada la contienda civil, cuatro meses después “Nace el Ejército del Aire” y con él la necesidad primera de formar los cuadros de mandos y cubrir las vacantes de pilotos, con personas formadas específicamente para ello, clarificar el parque de aeronaves existentes al final de la guerra -muchas de las cuales están expuestas en el Museo del Aire- creación de unidades y academias de enseñanza. Un capítulo interesante y como todo el libro acertadamente tratado y documentado. A partir de aquí en los cuatro capítulos últimos las imágenes ilustrativas, reflejo del magnífico patrimonio museístico que se agolpa en Cuatro Vientos, ganan al texto como en un acelerar la actualizar por ser más conocida por el lector. Hay finalmente un apéndice en inglés que resume lo tratado en todo el libro y servirá muy eficazmente para que los extranjeros que accedan al libro sientan el apetito de devorar in situ, las maravillas de la historia que tienen acomodo en el magnífico Museo de la Aeronáutica y Astronáutica, el Museo del Aire de Cuatro Vientos, el Museo del Ejército del Aire. Finalmente digamos que este libro supone en definitiva, un soporte extraordinario para visitar y mejor disfrutar el propio Museo, para lo cual quizás una edición en formato “guía” fuera un producto futuro a tener en cuenta. La Felguera diciembre de 2012
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